Fuera judíos. Así sentenciaron a las orillas del lago de Atitlán los pobladores, con la complicidad del alcalde.
Merece comentario, por supuesto, un acto tan deplorable, abusivo, ofensivo y discriminatorio.
Es comparable en hechos a lo que sucede en Gaza, Siria o Irak y lo que el mundo ha vivido con regímenes racistas como EEUU hasta hace unas décadas, Sudáfrica o la Alemania Nazi.
Usted en su vida particular puede tener las preferencias que guste. Si es para casarse, preferir morenas, rubias, altas o bajas, en lo físico; inteligentes o no tanto, en lo intelectual; católicas, pentecostales, judías, musulmanas o ateas en las cuestiones de fe. Para contratar en su empresa, puede querer una cierta altura o tono de piel; preferir mujeres a hombres o al revés; etc. En su vida privada, aunque pueden ser criterios bien tontos, sus preferencias son SUS preferencias. En ese campo podemos tener alguna discrepancia de su conveniencia o inteligencia, pero nada más.
El siguiente grado es cuando provee ya un servicio al público. Allí ya no es tan «su preferencia» quiénes pueden ser sus clientes. Eso ya es discriminar y probablemente, muchos de los casos, pueden ser llevados a tribunales, penales o de derechos humanos.
El último grado, el caso que vivimos en Atitlán, es cuando se utiliza la fuerza del Estado, en este caso municipal, para imponer un criterio discriminador, por lo que sea -raza, credo, ideología política- que convierte el acto en una remembranza de los peores regímenes totalitarios de la historia.
El actuar del pueblo y la complicidad de su autoridad son actos condenables, por cualquier forma que se vea. El Estado está llamado, entre otros, a garantizar: la vida, la libertad y seguridad. Eso incluye la libertad religiosa, la libre movilidad y la igualdad ante la ley.
Es así que el alcalde se ha convertido de autoridad en criminal y nosotros, acá, cual ciudadano romano, viendo cómo se organiza el coliseo para tirar a los leones a quienes no comulgan con la religión del emperador.
No puede ser. Una república pondría tras las rejas al alcalde y sus compinches.
Basta ya de abusos en este país.
Mario E. Archila M.
Completamente de acuerdo, con vergüenza debo reconocer que en nuestro pueblo tenemos gente tan ignorante que se deja manipular por lo que sea, ojala y pudiéramos imitar a un pueblo tan trabajador y esmerado, como el pueblo Judío, aun que fuera en una pequeñita parte, para no vernos en esa situación de pueblo de limosneros subdesarrollados en que vivimos, ellos en una tierra rodeada de desiertos y países hostiles producen productos agrícolas para consumo y para exportación que ya quisiéramos nosotros, no digamos de industria, ciencia en todas las ramas, tecnología de vanguardia, etc., nosotros en un país rico, con diversidad de climas, donde solo por que no queremos no tenemos agua, con una canícula que además es recurrente y no podemos prevenir, nos morimos de hambre. Pero en fin que se puede hacer, ojala y regresaran los verdaderos Mayas.
Pueda que tenga razón viéndolo desde ese punto de vista, pero le comparto algo.
Hace unos meses conocí a un extranjero, quien da clases en alguna academia de idiomas acá en la ciudad de Guatemala.
Recuerdo que después de recibir nuestra primera clase un compañero se le acercó para despedirse como normalmente lo hacemos acá en Guatemala, dando un apretón de manos y deseando un buen retorno a casa. La cuestión es que esta persona se rehusó a darle la mano excusándose de que en SU país no se acostumbra dar la mano, la verdad fue un momento incómodo y generó cierto malestar entre los estudiantes.
Nos pareció una falta de respeto, bien pudo darle el apretón de manos por cortesía y al siguiente día indicarnos de que para él con un «buena noche» basta, a la conclusión que llegamos es de que si tu estás en un país que no es el tuyo te debes de ADAPTAR o por lo menos RESPETAR las costumbres. Simplemente por el hecho de que no estás en tu casa.
Y eso fue precisamente lo que no hizo la comunidad judía. Yo no sé si a ti te resultaría indiferente ver como varias personas se bañan totalmente desnudas en un lugar público? Al menos para mi sería totalmente incómodo.
Igualmente le resultó incómodo a la mayoría de la comunidad.
Y qué hicieron ellos? convocaron a reuniones indicando su desacuerdo con este tipo de acciones por parte de la comunidad judía … perfecto, como gente civilizada.
Ellos no cambiaron o mejor dicho no se adaptaron a las costumbres de la comunidad? lo mejor que podrían haber hecho es irse del lugar. Simple.
Es como que tu vayas a poner una venta de carne bovina a la India!! Tienes que respetar las costumbres.
Bueno este es mi modo de ver lo que sucedió en San Juan La Laguna
Saludos cordiales.
Socialmente puede adaptarse o sancionarse por este tipo de costumbres. Lo que no puede hacerse es utilizar la fuerza para ello.
Allí es que hay que separar entre lo social y lo legal. Amenazar con corta la luz o el agua, es delito. Que el alcalde refrende el ultimátum, también.
Socialmente, nadie tiene obligación de aceptar las costumbres de otro. En sociedad, nadie tiene derecho a exigir que el otro se adapte a las mías.
Saludos,