
Los diputados JULIO CESAR PORTILLO PAZ, PABLO LEONEL CIFUENTES OVALLE, JORGE MARIO VILLAGRAN ALVAREZ, CARLOS ENRIQUE LOPEZ MALDONADO, MARCOS EDUARDO TEBELAN PANTZAY, MANUEL DE JESUS ARCHILA CORDON, JULIO CESAR LOPEZ ESCOBAR, ALBERTO EDUARDO DE LEON BENiTEZ, JAIRO DANILO ORELLANA SANDOVAL, MARIO VELASQUEZ PEREZ, LUIS FERNANDO AGUIRRE ESTRADA, SERGIO LEONEL CELIS NAVAS, CESAR ROBERTO DAvILA CORDOVA Y KEVYN LUIS CARLO ESCOBAR CASTILLO presentaron la iniciativa 6408, Ley de Reducción de precios de la canasta básica, la que pueden leer acá.
Evidentemente estos dignos representantes del pueblo nunca pasaron por un aula de economía de la de verdad, no de esa que dice que el precio se determina por las horas-hombre necesarias para su producción sino que la de verdad.
Estos doctores en populismo, por supuesto, no han entendido qué causaría su dichosa ley, claro, es totalmente inconstitucional, pero seguro tampoco nunca han leído la dichosa Constitución.
La excusa, obviamente, es garantizar el acceso a alimentos y productos esenciales, por supuesto, pero están recetando cianuro disuelto en agua para calmar la sed.
El artículo 3 de esta propuesta, que debería adjetivarla, pero luego dicen que soy maleducado aunque diga la verdad, indica: «Articulo 3: Control de Precios: EI Ministerio de Economía establecerá un sistema de precios máximos para los productos de la canasta básica. los cuales serán revisados y ajustados trimestralmente para reflejar los costos de producción y las condiciones del mercado.»
Como dijo Jack El Destripador, «vamos por partes». La idea que los costos dictan los precios es una de las ideas económicas más absurdas, infantiles y fuera de lugar que se repite por pericos sin mucha comprensión. Si los costos dictaran los precios, nadie nunca quebraría. Error común de los populistas, pues es OBVIO, que las empresas quiebran a cada rato. Los precios se determinan por «mercado», que es un juego de oferta y demanda, mismo que no pretendo explicar acá, sin embargo es fácil concluir que cuando hay «control de precios» lo que menos existe es condiciones de mercado.
¿Qué sucede cuando se establecen precios máximos? Evidentemente, lo sabe cualquier estudiante de del primer curso economía básica (de nuevo, de la de verdad): se crea escasez.

Esta gráfica, creada por Grok para que no digan, claramente muestra el efecto. La línea azul es la demanda y la línea roja, la oferta. La línea punteada verde es el precio máximo. Ese precio máximo reduce la oferta de esos (4 unidades) y aumenta la demanda natural de dichos bienes (de 5 a 6 unidades). El equilibrio se rompe y existe la escasez, pues ahora faltan 2 unidades para el equilibrio.
Claro, los genios evidentemente ¿qué hacen en el proyecto de ley? Crear un subsidio. Es decir, fijan el precio y aumentan la demanda, bajan la ganancia posible y natural de esos productos, con lo que los productores no podrían vender de manera normal y causa escasez. Para evitar la pérdida por la baja del precio, entonces generan un subsidio. El efecto del subsidio es aumentar artificialmente la oferta a un menor precio, con lo que se aumenta la oferta, normalmente por encima de la cantidad de equilibrio a su precio natural, pues el productor quiere cobrar el subsidio. La calidad probablemente baje y esa ganancia es una ganancia no natural.
En corto, pagamos dos desajustes, los que pagamos impuestos, pues pagamos el subsidio, que usualmente genera sobreproducción. En el ejemplo gráfico anterior, quizás la producción aumente a 8 unidades, pero el consumo será únicamente 6, causando una pérdida de producción pagada con impuestos. Adicionalmente, se desviaron recursos que se usaban en otras cosas para cubrir la sobreproducción y, por tanto, otros productos escasearán al verse desviados a producir bienes subsidiados.
Luego pide la ley, como por arte de magia, que se fomente la Competencia: Artículo 6: Fomento a la Competencia:
Se promoverá la competencia en el mercado de alimentos. facilitando la entrada de
nuevos actores y eliminando practicas monopólicas que afecten los precios de la canasta
básica.
El subsidio aumenta la cantidad de personas que quieren entrar a producir un bien, lo que sí hará que aumente la competencia en el sector, pero no para producir mejor y más barato, sino para cobrar el subsidio. Eso no es competencia sino una práctica parasitaria. Viven de los impuestos, no de vender comida. La pregunta, obviamente, es cómo se hará esto, pues la Superintendencia de Competencia es autónoma y esta ley choca con los principios básicos de libre competencia. Colocar precios máximos y subsidios es totalmente contrario a un principio de libre competencia. Pero los señores diputados crean una Comisión Nacional de la Canasta Básica para garantizar esta su tontería, con las funciones de supervisar los precios en los mercados, implementar el programa de monitoreo y control de precios, proponer ajustes a las políticas de subsidios y exoneraciones fiscales, así como fomentar las participación de la «sociedad civil» en el monitoreo de los precios. Tiene sanciones que son igual de disparatadas.
De la lectura de la propuesta de ley, es evidente que los diputados la están «tirando» para la noticia, no porque pretendan que se apruebe, ya que los defectos en la misma son totalmente evidentes. Crean subsidios sin fuente de financiamiento, comisión sin establecer su estructura, penalizaciones sin tipificación ni procedimiento de aplicación y no definen, en ningún lugar qué es canasta básica. Es, por tanto, un medio de hacer conferencias de prensa y colgarse la medallita, tan mal hecho, que lo que merecen es un coscorrón.
Ah, se me olvidaba, pretenden la exoneración del IVA, que evidentemente está mal redactada y luego, tampoco conocen el efecto final de eliminar el IVA en la venta al consumidor final, pues lo que causan es un costo adicionado en el productor y distribuidor de estos productos para evitar que puedan recuperar su crédito IVA. Es decir, distorsionan la cadena de valor y encarecen el precio final base, ya que el crédito del IVA ya no es compensado.
Allí se lo dejo.
Mario E. Archila
